Carla (nombre ficticio) partió al viejo continente cuando apenas tenía 17 años, donde años atrás ya había migrado su madre.
Se asentó en la Isla de Mallorca donde, según contó, le costó un poco adaptarse, pero gracias al buen trato de los españoles logró comenzar de nuevo su vida. Sin embargo, un desagradable episodio la dejó impactada y con algo de impotencia desde el último fin de semana.
Ella, de 21 años, salió a bailar, lo que se extendió hasta las primeras horas del sábado. Camino a su casa llegó a la plaza España, en Palma, a esperar el colectivo.Un tipo muy raro trataba de sacarme tema de conversación y no le hice caso, pero no pensé que fuera un pervertido”, contó.Al subir al micro, estaban otras dos personas en la parte de adelante, y ella ocupó uno de los últimos asientos, siendo perseguida por el desconocido. “Se sentó enfrente mío. Movía la mano muy rápidamente y se volvía a mirarme a cada rato. Traté de ignorarlo. Cuando me fijé bien, había sacado su miembro, y me dijo que mire”, recordó.
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